Iré directo al grano… ¿Cómo empezó la relación de excentia y Atlassian?
Hace 15 años, excentia empezaba su andadura en el mercado del software y dentro de una crisis económica. La niña nacía en un mal año. En aquel momento pensábamos que nada podía empeorar… También empezamos a conocer aquellas primeras versiones de Jira como herramientas de bugtracking con la interfaz web clásica de la época. Aprendíamos a administrarla y configurarla para adaptarla a nuestras necesidades.
Con la compra de GreenHopper en junio de 2009, Jira se convierte en una herramienta perfecta para gestionar proyectos de desarrollo de software en el mundo agile. Esta nueva metodología, que favorece la potencia del equipo y el valor del producto sobre planificaciones de los proyectos en cascada, triunfó en un entorno de ahogo por los problemas de planificación de proyectos de desarrollo software.
Por otro lado, Atlassian también creció gracias a la adquisición de módulos externos a través de compras de empresas, pero su filosofía nunca cambió. Había otras herramientas para gestionar este tipo de proyectos, pero no evolucionaron de la misma forma. No eran tan fáciles de administrar, ni tan versátiles, documentadas, con tan buen soporte…
Y aquí estábamos nosotros….
En excentia firmamos el manifiesto agile, esperanzados con cambios. La calidad del software en aquel momento era un desastre. Se escribían miles de líneas sin control y sin calidad. Vi parcheos directos en producción. Cosas impensables ahora. Era una avalancha que nadie podía parar. Problemas de rendimiento, escalabilidad, trazabilidad. ¿Qué podíamos aportar? Pues mejorar la gestión y también implantar herramientas como SonarQube para medir la calidad del código.
El dinamismo de Jira en la administración para poder adaptarse a cualquier ámbito, permitió utilizarlo para gestionar prácticamente “cualquier cosa” de una forma muy eficiente.
En excentia lo usábamos de forma intensiva internamente y también lo mostrábamos a nuestros clientes. Nos atrevíamos con todo. Nadie conocía este producto, prácticamente nadie sabía ni pronunciarlo, pero conseguíamos trasladar cualquier proceso de negocio a una herramienta estable y sólida, aunque siempre con el aire de una herramienta de bugtracking.
A la vez, exploramos el Marketplace de Atlassian porque crecía con mucha fuerza. Desarrolladores de todo el mundo creaban componentes para extender las funcionalidades de los productos de Atlassian.
Para nosotros, una pequeña empresa con un equipo que nunca dice que no por orgullo, nada parecía imposible. El “seguro que se puede hacer” se pone por delante del “es imposible” o “no se puede hacer”. Y el entorno de Jira nos dejaba hacer prácticamente cualquier cosa. La libertad siempre nos ha gustado.
En 2017 publicamos nuestra aplicación SonarQube/SonarCloud Connector for Jira, con la ilusión del cambio de paradigma, parecía que por fin se controlaba la avalancha. La calidad del código era la prioridad y nosotros estábamos dispuestos a gestionar este escenario con Jira, claro. Acercar la calidad del código a la gestión en la misma herramienta favorecía la inclusión de tareas de mejora en versiones de software.
El dinamismo de Atlassian para sus herramientas y la flexibilidad a la hora de implantarlo ha permitido llegar a muchos departamentos, pero también se han creado “monstruos vivientes”. Por ejemplo, instancias que, lideradas por débiles humanos, andan a pedales por su extrema complejidad.
En excentia entramos, sin querer, en proyectos para mejorar el rendimiento de Jira, donde los usuarios estaban ahogados con miles de campos personalizados que nadie sabía para qué servían, flujos con más estados que un malabarista en un circo de tres pistas. Oímos frases como “es que el Jira va muy mal”…
En definitiva, las necesidades de nuestros clientes se expandían como el humo. Las Information Technology Infrastructure Library (ITIL) eran una realidad para gestionar service desks pero, las necesidades de nuestros clientes aumentaban y no era suficiente con crear un “manejador de correo”. Fue entonces cuando Atlassian publica, en 2019, las primeras versiones de Jira Service Desk, un producto que muestra un portal para clientes y tenía métricas para calcular ANS.
En excentia abrimos entonces los equipos de desarrollo al mundo real. Entramos en proyectos muy importantes para crear portales que humanicen el mundo del bugtracking y que integraran a los equipos de IT en uno solo. Implantamos herramientas para chatear en la que participaran todos los grupos de escalado y conseguimos reducir el tiempo de resolución de incidencias.
Desde el inicio, hablamos siempre con departamentos de IT para mejorar su gestión. Jira se convirtió en un número 1 para cualquier organización que gestione software o atienda una mesa de servicio.
La entrada de Service Desk supuso que todos aquellos departamentos que no son IT y que gestionan “cosas”, vieran el portal como una herramienta sencilla para gestionar esas “cosas”. ¿Necesitas un portal para empleados? Yo te lo pongo.
En el 2021 fue cuando Atlassian rompe con todo. La versión cloud que no era más que una opción más, se iba a convertir en obligatoria en un par de años. También se compró Trello, pero el movimiento es imparable. Todos quieren gestionar. Todos quieren algo que sea fácil, dinámico y que, por favor, no tenga que instalar nada.
Quizás por todo esto Atlassian subió a las nubes…
La última pieza que faltaba llegó con Jira Work Management, la respuesta de Atlassian al “!(‘programmer’ ||’service agent’)
. Cualquier proyecto tiene cabida en Jira Work Management, con la estructura de Jira, pero con la vista puesta en el usuario final que no quiere complicaciones.
En excentia, únicamente nuestros clientes con más bolsillo saben lo que es un “upgrade”. Correos de vulnerabilidades reconocidas con versiones publicadas con la corrección que te destrozan la planificación semanal… El resto recibe los cambios cada hora, igual que el mundo. Todo es rápido. Pero nuestro objetivo, como siempre, es crear estructuras fuertes que sostengan los desarrollos futuros.
El futuro de Atlassian es seguridad y alto nivel de soporte, el uso de herramientas que se adapten al usuario y a las metodologías. O no…